Rubios naturales

rubiosnaturalesCarolina Rack
Poesía
$130
Los rubios naturales de las chicas
sentadas en ronda eran la única garantía de esa historia.
Dijeron que vino el Pelznikell en navidad,
que casi la atrapó a Silvi. Silvi había roto
vasos de vidrio con sus dientes en el Paddle,
era carne de Pelznikell desde hacía tiempo. Tuvo
suerte. O no: se sabe que el Pelznikell prefiere perseguir
a los varones. Se encerró con el tío Mischke en el
baño y le mostró las cadenas, ellas dijeron que también le mostró
la cara. Voy a preguntar. Pero es mentira.
Todos me mentían en la colonia,
no había ningún Pelznikell,
no había fantasmas de monjas en los nichos,
mucho menos matrimonios entre primos y hermanos.
Negaba sin certezas. Porque las chicas de Suárez
también me mentían. Dijeron que sus padres tomaban mate
y que mis abuelas hablaban inglés,
la teck era un invento y el match, barro.
Me acusaban, era yo la que.
Los fines de semana volvía con las rubias naturales,
no me había hecho amiga, pero prefería el exotismo.

 
27 pulqui / Buenos Aires

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