Cena literaria con Macarena Moraña

macarena

“Es el producto de un proceso personal muy íntimo y era una historia que necesitaba quitármela de encima. Ahora empieza otra etapa, la de ponerle el cuerpo”. Con estas palabras Macarena Moraña comienza una de tantas entrevistas que le realizaron por la publicación de su primera novela Los escarabajos (Alto Pogo, 2015)

La historia retrata a los integrantes de una banda de Villa Martelli que hace canciones de Los Beatles. “Es una novela de iniciación que refleja las primeras experiencias de todos estos pibes con la música, con las chicas, con las drogas. Buscan salvarse de la mugre de la realidad a través de la música y sufren la hostilidad del barrio y sus familias, que de alguna manera los expulsan”, cuenta la escritora sobre ese espíritu adolescente que fluía a mediados de los 90, en una entrevista para El Argentino de Zona Norte.

Este VIERNES 11 DE SEPTIEMBRE, a las 21 hs, estará compartiendo la mesa en el Ciclo Lecturas Íntimas – Cenas Literarias de La Vaca Mariposa, para charlar de la novela, sus talleres y sus aguafuertes.

Macarena Moraña nació en 1977. Estudió teatro, guión para cine y TV y realizó varios talleres literarios. Se dedica a la corrección de textos para particulares y empresas, y, desde 2005, coordina talleres literarios de lectura y escritura. Además realiza columnas literarias en Radio Sur FM 88.3 y Radio Madre AM 530. En 2009 obtuvo el primer premio de narrativa del concurso «Vivir sin violencia – Otra vida es posible», del Ministerio de Educación de la Nación, y en 2010 recibió una mención especial en la categoría “cuento” por el concurso “Universo Alfonsina Storni”, UNICEN.

Mientras se acerca el día para la cena venezolana –especial de La Vaca Mariposa- con esta talentosa escritora, compartimos una de sus aguafuertes…

AHORA

Estoy sentada sobre el futuro, ya está acá, ya llegó, ¿ya pasó? Ahora, y no antes, entiendo que él tiene el poder de hacerse y deshacerse al instante. Tomo mate con mis hijas, dibujamos hadas, damos vueltas buscando la sombra en el jardín, bailamos medio en bolas, felices. De a ratos, como una drogadicta, me meto en mi ecosistema de libros y fetiches, y busco entre cajitas ese papelito que me dio la reflexóloga la última vez. Las flores de Bach me pasan por la garganta y yo leo en voz alta: Soy responsable solo de mi misma y disfruto siendo quien soy. En la casa de al lado, la abandonada, creo que mi gata se está comiendo un pájaro o tal vez sea un ratón, esos que tanto asco me dan, pero que mientras no lo vea qué me importa. Y así es como más o menos funcionan muchas cosas, pienso. Busco esta computadora y me convierto en un demonio de dedos largos que le pega al teclado con una furia parecida a otra furia muy hermosa que a veces me sale. Siento en mis hombros el olor a protector solar combinado con sol y me digo que esto es, definitivamente, la felicidad. Y entonces la idea de futuro o presente se hace chiquita, como la de Jesús y su cumpleaños, como la de los reyes que en días nomás dejarán juguetes dentro de zapatos número 30. Qué me importa si fueron, si son, si vuelven. Fui educada en la fe cristiana, soy hija de una madre que murió joven y de un padre judío renegado que se fue porque quiso. Y entonces, cuando este año mi hija me dijo que quería tomar la comunión, no pude más que decirle que sí y lo cierto es que pocas cosas la han hecho más feliz. Habla de Jesús con la misma fascinación que de Helena, porque ahora se le ha dado por leer, también, la Odisea. Qué lindo es sentir fe en algo, y un día darse cuenta de que la vida es una cosa extraña que algunos tenemos la suerte de vivir desde la pasión y que el resto es eso: resto. Todo va a equilibrarse en sus cabecitas a medida que lo vivencien, se relacionen, agarren con fuerza lo que les gusta y desechen lo que no. Como a un ex compañero de cole le gustaba pintarse los labios ellas dos, cada vez que se los pintan, lo nombran. También hablan de maestros que tuvieron, hacen collares para amigas que aman, veneran juegos de cartas de vacaciones pasadas y películas que vieron. Su mayor religión tiene que ver con las mil veces que jugamos a dígalo con mímica. Nada es excluyente de nada. Somos la mezcla, el combo, la combinación, lo elegido y lo heredado, las mascotas, lo cotidiano, lo que leemos y comemos, somos también lo que podemos y, contra eso, decime si hay dios que valga. Ahora que acá quedó todo misturado me voy en paz: que las hijas, los padres, las letras, la pasión, la fe y tantísimo más que al final nunca se dice. Es que el futuro, mi futuro, viene así parece, con por lo menos dos mil quince ideas por minuto que ya pasó, que ahí viene.

DATOS

  • Recuerde hacer su reserva para la cena (incluye menú de cuatro pasos + vino) por nuestro formulario de CONTACTO, o el correo-e libroslavacamariposa@gmail.com
  • Contribución: $250 – Miembros del Club del Lector: $230
  • CUPO LIMITADO!

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