Roxana, la amante afortunada

roxanaDaniel Defoe
Novela

Después de haberse llenado los bolsillos de bizcochos en el párrafo anterior, Robinson Crusoe comienza a nadar desnudo hasta el lugar en el que ocurrió el naufragio. Un lector atento detectó esta irregularidad, que resultaría menos alarmante si se tratara de otro libro, porque Daniel Defoe comparte con pocos la condición de precursor o pionero de la novela realista.
La continuidad –o el continuismo– afecta a la realidad más que al arte. Cuando Defoe terminó de escribir Robinson Crusoe, ignoraba por completo que era un artista. Acaso lo supiera ya cuando escribió Roxana, su última novela.

Escritor de convicción religiosa y luego política, Defoe se abrió paso desnudo hasta los lugares donde la literatura naufragaba sin olvidarse jamás de llevar una buena provisión de bizcochos en los bolsillos del párrafo anterior.

La Bestia Equilátera
Buenos Aires

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