Elvio Gandolfo
Novela policial, 2010
200 páginas
Estaba por entrar al Palace a ver dos películas que me habían recomendado, cuando apareció un tipo gordo y blancuzco que no reconocí en un primer momento y que me dio la mano efusivamente. Resultó ser un compañero de la secundaria. Me preguntó cómo me iba con cierta satisfacción, porque rebosaba bienestar económico por todos los poros y en el lejano pasado yo acostumbraba considerarlo un imbécil, y él lo sabía. Me invitó a tomar un café pero le dije que no tenía tiempo, otro día. Me preguntó cómo estaba Lidia. La recordé en ese momento y tuve ganas de pegarle. Le aclaré, en cambio, que había muerto.
Compuso la cara más afligida que le fue posible y empezó con la letanía de lo siento mucho y cosas parecidas. Le pregunté si la conocía. Dijo que no, pero se había enterado de que andábamos juntos. Le dije que nos habíamos separado dos meses antes de su muerte. Luego dejé que siguiera él, sin agregar una palabra. Terminó con dos o tres balbuceos y se quedó inmóvil frente a mí, con el labio superior colgando. No sé qué pasa últimamente, pero o el tipo estuvo casi un minuto así, o empiezo a perder el sentido del tiempo real. Después de ese momento largo, interminable, me tendió la mano y me saludó.
—Tené cuidado —le dije—, mirá que las hormigas ya caminan en dos patas.
Elvio E. Gandolfo narra y arrastra al lector, suspendiéndolo en la espera de un desenlace, con el mejor estilo de la novelística policial. Un toque de lúcida intertextualidad, la técnica de hacer literatura dentro y con la literatura adereza La reina de las nieves, componiendo una novela breve sagazmente elaborada.
Irrupciones Grupo Editor
Montevideo